Trabajo y salud mental, un delicado equilibrio

El trabajo es algo que nos ocupa mucho tiempo de nuestra vida, y a veces el equilibrio entre salud mental y trabajo no es fácil.

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Realmente es imposible separar la vida personal de la profesional. 

Hay situaciones en las que podemos sobrellevar ciertas cuestiones de una mejor manera, pero si tenemos una situación complicada en casa esta se notará en nuestro trabajo y si tenemos una situación complicada en el trabajo esta afectará directamente a nuestra vida personal.

Parece una reflexión muy obvia pero a veces nosotros mismos no tenemos claro que no somos robots capaces de ejecutar todas las tareas y separar nuestra vida laboral y personal radicalmente como ocurre en la serie Severance donde en una realidad distópica los empleados de una empresa pueden separar su “yo personal” de su “yo laboral”.

Como persona que ha sufrido procesos complicados y problemas de salud mental recientemente, con los que todavía estoy lidiando, tenía pendiente salir a preguntaros cómo os sentís vosotros.

Estoy segura de que hay muchas charlas y artículos sobre este tema, pero me apetecía conocer vuestros testimonios de primera mano.

Y la mejor manera que se me ha ocurrido es hacer una encuesta, que es más bien una entrevista asíncrona.
Más adelante podríamos ampliarla y buscar un hueco para que hablemos sobre el tema con quienes os apetezca.

Por último antes de empezar comentaros que no he querido entrar en la cuestión de género, quería hacer un artículo totalmente anónimo.
Creo muy evidente que en muchos casos cuestiones de las que vais a ver aquí como cuidados y conciliación recaen en su mayoría estadística sobre las mujeres.

Vamos con algunas de mis conclusiones personales.

La primera de ellas es que no me esperaba tantas respuestas (34), al ser un tema sensible pensaba prejuiciosamente que muy poca o ninguna gente querría hablarme sobre ello.

La segunda de las conclusiones es que no solo he empatizado con muchos de los relatos y sentimientos que me contáis, sino que algunos me han emocionado mucho.

Dicho esto empecemos.

Lo primero que os he preguntado es a qué os dedicáis, para tener un contexto sobre el tipo de trabajo que desarrolláis, ya que dependiendo del tipo de trabajo tenemos que hacer unas tareas u otras y esto afecta de distinta forma a nuestra salud.
La mayoría me habéis contestado que trabajáis en trabajos relacionados con el sector tecnológico o la gestión de proyectos, algunos desde casa otros no.

¿Qué entendemos por salud mental en el trabajo?

La mayoría ha respondido a esta pregunta enfocándola desde un punto de vista aspiracional y no descriptivo, es decir, qué es lo que les gustaría encontrar en su trabajo para mejorar su salud mental.

¿Qué es lo que queremos en nuestro espacio de trabajo?


Esperamos que el lugar de trabajo sea un espacio seguro donde sentirse uno mismo sin miedo a ser juzgado por ser como es, con sus particularidades y opiniones personales. 

Donde se fomente el compañerismo y haya un buen ambiente en el que se pueda hablar sin miedo de los problemas de cada uno. 

Necesitamos que nuestra empresa también se preocupe por nuestra salud mental y sepa cómo actuar en estos casos.

“Por un lado que la compañía se preocupe por la salud mental de sus empleados, y por otro también que los empleados puedan decir sin miedo a ser juzgados que tienen un problema de salud mental y la compañía sepa cómo actuar.”

“Que tu trabajo no anteponga los objetivos del trabajo sobre la salud del trabajador.”

Queremos límites y respeto de los horarios laborales y los canales de contacto con los trabajadores.

Que la empresa fomente la cultura de la empatía entre y con sus trabajadores y que la gestión de los tiempos, los horarios y las cargas de trabajo sea sana y flexible y balancee con su vida personal.

“Que no te pongas triste cuando piensas en el trabajo cada mañana o el domingo.”

Podemos resaltar las palabras que más han salido en las respuestas como “equilibrio”, “empatía”, “comunicación”, “respeto”, “bienestar”, “tranquilidad”, “confianza”.

¿Qué situaciones nos afectan?

También os he preguntado si alguna vez os habéis sentido al límite o sobrecargados en el trabajo, y si había factores externos como situaciones personales que podían también haber influido en esta situación.
Lo que me llevo de mi vida personal al trabajo y lo que me llevo del trabajo a mi vida personal.

Situaciones personales complicadas como enfermedades propias o de familiares, duelos, problemas de pareja, dificultades para la conciliación, problemas económicos, problemas relacionados con la vivienda, un amplio abanico de situaciones que pueden hacer que no nos sintamos al 100% en nuestro día a día laboral donde todo suma.

“Estaba atravesando el duelo de una ruptura de pareja además ya venía arrastrando problemas de ansiedad y estados de ánimo depresivos por diferentes cosas. Además, en el trabajo en ese momento la carga de asignaciones y la presión era altísima y estaba completamente desbordada y no me sentí acompañada ni comprendida.”

Cuestiones laborales negativas y de estrés que nos causan situaciones muy familiares como malos onboardings o trainings, poca experiencia para ciertas tareas, timings de proyectos, expectativas mal gestionadas con los clientes, horas extras, sobrecarga de trabajo, agotamiento, autoexigencia, burnout, poco descanso….


En muchas de vuestras respuestas me comentáis que la mejor manera de sobrellevar estas situaciones laborales para vosotros es intentar disfrutar de tiempo de calidad fuera del trabajo cuando vuestro tiempo y salud os lo permiten.
No obstante hay situaciones que nos llevan realmente al límite y de las que es difícil desconectar 100% para poder encontrar esta paz en este tiempo de calidad fuera del trabajo.

“En mi caso me he sentido sobrepasada muchas veces, no por nada personal si no por el estrés del proyecto. He llorado muchas veces en el baño de la oficina o en el coche de camino a casa. Mi forma de lidiar con ello fue simplemente darme tiempo para asimilar la situación y buscar estrategias con mi equipo para reducir los roces con el cliente, que era lo que me provocaba la mayor demanda mental.”

“La sobrecarga de trabajo y tener que hacer horas extras me impedía poder llevar y recoger a mi hijo al colegio y a veces encontrar una canguro era imposible, lo que me generaba muchísimo estrés.”

“El problema era totalmente generado por una empresa con un ambiente laboral tóxico. No respetaban la desconexión digital y requerían que contestase correos fuera de horario de trabajo, esas horas no se pagaban. Le decían al cliente que teníamos una formación técnica y de idioma que no era real, lo que nos obligaba a enfrentarnos a situaciones de reuniones con clientes de habla inglesa sin entender lo que nos pedían de forma clara. Además de ponernos unos plazos irreales para completar tareas, lo que generaba un constante estrés. Si tratabas de mejorar la situación dialogando con los superiores te ignoraban o incluso sufrías consecuencias negativas.”

¿Cuáles son los desencadenantes de estas situaciones?

Aquí algunos ejemplos de lo que nos hace llegar a estos extremos, imposible hacer una corta selección de las respuestas que me habéis expuesto:

“La falta de espacio para respirar, los ritmos frenéticos, el estrés.”

“Falta de respeto, imposición de cargos o puesto. Mobbing, injusticia.”

“Muchos cambios de última hora, que me cambien cosas sin consultar y luego tener que hacerme cargo y responsable yo.”

“La preocupación por estar sacando cosas sin pulir, que reboten y empiece a haber mucha presión por sacar lo nuevo y arreglar lo viejo. También posibles situaciones personales…”

“Mucha carga de trabajo, abusos de horas extras, abuso de poder, acoso.”

“Síndrome del impostor, necesidades de perfección, estrés y presión por tus superiores, ritmos frenéticos, necesidad de continua validación.”

“No estar alineada con los objetivos, misión,valores de la empresa y la gente que la lidera, situaciones de riesgo físico y estrés, bullying, acoso, perder a un familiar, un aborto, una fusión, la sobrecarga de trabajo, la ambigüedad de personas que lideran tus proyectos, la incertidumbre constante…”

“Me desestabiliza la manera que en ocasiones mi jefe lidia con los problemas, de forma pública y con muy malas formas. Crea un ambiente malo y provoca incertidumbre y nerviosismo en los trabajadores.”

Una de las palabras que más se ha repetido en este bloque es la palabra “jefe” o “jefes” y “responsables”, señalando directamente a una falta de empatía por parte de los superiores, de una exigencia impuesta a los empleados con tareas de las que posteriormente se desentienden y en las que no echan una mano, o en malas gestiones y ventas de proyectos con deadlines irreales que repercuten directamente sobre la salud de sus trabajadores.

Pero ¿Pedimos ayuda ante estas situaciones?

Pues la verdad es que tenemos un 40% de los casos en que la respuesta es no, o no pedimos ayuda en el ámbito laboral sino fuera.
Y otro 60% en los que sí y aquí encontramos alguna situación en la que esto ha ayudado a resolver el problema o lo ha suavizado un tiempo y situaciones en las que la cosa no ha cambiado realmente tras pedir ayuda.

“Generalmente no, aunque existen amistades que he hecho en el trabajo y fuera de dicho entorno sí que trato de abrirme para escuchar opiniones que puedan serme de ayuda.”

“Mi jefe me hacía mobbing y era la cosa más desagradable que te puedes echar a la cara y no le vas a pedir ayuda a alguien que te está maltratando. Pero en otros trabajos a mi jefa si le he pedido ayuda claramente…aunque no sirvió de nada.”

“Directamente nunca, el orgullo me lo impidió. Pero he comentado mis problemas en resolver tareas del trabajo levantando la mano y siempre me han escuchado.”

“Sí. Siempre que veo que un proyecto se va de madre levanto la mano. Los compañeros ayudan si tienen un hueco. Los jefes hacen oídos sordos.”

“En mi caso, cuando ha pasado he intentado solucionar con mi jefe las causas del problema de raíz. Si las relaciones con el cliente son tensas, le he pedido su intervención para suavizar la forma en que nos trataban como equipo. Simplemente estando él en las reuniones clave para intervenir en nuestro favor hizo una gran diferencia. 
Aparte de eso, sin pedir ayuda he tenido compañeros que han visto mi malestar y me han ayudado a sobrellevarlo: han salido conmigo a tomar un café, o me han llevado a la azotea a tomar el aire y charlar.”

Muchos compañeros son el mejor aliado, muchas veces se convierten en amigos, pero

los jefes y responsables, pueden hacer la gran diferencia, y ser un ejemplo a seguir.
Cuando se ponen al pie del cañón, cuando escuchan activamente a sus empleados, empatizan y se tiran al barro por ellos y les acompañan.
Cuando esto no ocurre y no hay confianza al final se crea un clima tenso y negativo que llega a afectar a la salud de sus empleados y en muchas ocasiones desencadena en que estos se quemen, enfermen o se marchen.

¿Nos piden ayuda nuestros compañeros en estas situaciones?

Aquí nos encontramos con unas cifras algo similares, sobre un 30% comenta que no le han pedido ayuda en este tipo de situaciones, o que no le han pedido ayuda como tal.

¿Pero contarnos una situación de este tipo no es en sí misma una petición indirecta de ayuda?

No olvidemos que muchas veces el simple hecho de escuchar activa e interesadamente a un compañero puede ayudarle y marcar la diferencia, aunque nosotros no lo sintamos como una ayuda directa.

“No, siempre intento estar apoyando a mis compañeros/as que veo que necesitan apoyo en algún momento pero no se podría decir que me han solicitado ayuda exactamente.”

“No una ayuda directa como tal pero intento cuidar a las personas lo mejor que sé y recordarles que lo importante de la vida pasa fuera del trabajo.”

El otro 70% si que comenta que le han pedido ayuda de manera directa o indirecta, y que ha intentado apoyar y velar por la salud de sus compañeros.

“Sí, hacían mobbing con mi compañera, la escuché, recomendé juntar pruebas y buscar ayuda.”

“Muchas, hablamos sobre cómo gestionar procesos, cargas, emociones y di a conocer el servicio de terapia gratis de la empresa”

“Sí. Compañeros que sufrían la misma presión en la empresa mencionada anteriormente. Traté de ayudarlos intentando explicar a los superiores los bloqueos que teníamos y la irrealidad de las expectativas del cliente. No sirvió de nada”

¿Existe alguien en las empresas cuyo rol sea velar por la salud mental de las personas?

En la mayoría de los casos me comentáis que no existe ese rol como tal.
Algún superior o persona de recursos humanos suele estar más pendiente de los compañeros en este tipo de situaciones.

Hay personas más empáticas o de las que se espera por su rol que velen como mencionamos de la salud mental de los trabajadores, pero en muchos casos ni el perfil existe ni tampoco hay nadie designado para ello o que se responsabilice directamente.

En muchos casos sólo podemos recurrir a las sinergias que se crean entre los propios empleados.

Estamos en pañales de momento para tener unos protocolos claros, procesos estandarizados y personal cualificado al cargo de este tipo de situaciones en nuestras empresas, sin embargo creo que si existe un interés real por cambiar y buscar mejoras y soluciones en muchas empresas.

“No tiene esa función en sí, pero mi responsable se preocupa mucho por el equipo y que todo el mundo esté cómodo y siempre que tenemos médico, recoger a los niños, etc, hay mucha flexibilidad.”

“Se supone que rrhh pero no hacen nada realmente, es todo paripé”

Sin embargo hay una respuesta que me ha sorprendido bastante y que creo que puede ser un buen ejemplo de buena práctica:

La empresa nos tiene puesto un teléfono de ayuda psicológica al que puedes llamar en cualquier momento para ser atendido tú o cualquier miembro de tu familia. Te responde directamente un psicólogo, y pueden hacerte un seguimiento de tu caso si llamas más de una vez.”

¿Se toman las empresas la salud mental de sus empleados como un tema prioritario?

Aquí la gran mayoría, me comentáis que no, que a priori no es un tema que interese, ya que las empresas se enfocan en los resultados y la productividad.
No sentimos que las empresas nos pongan en el centro o que seamos una prioridad para ellas.
Estás son las sensaciones generales pero veámos más concretamente porque tenemos esta sensación:

La mayoría de las empresas pasan de la salud mental porque creen que no es rentable. Mejor azuzar a los trabajadores para que trabajen más”

“No, porque interesa más la productividad, sin tener en cuenta como afecta a las personas, cuando en realidad la salud mental afecta directamente la productividad”

“No realmente. Creo que cuando el principal objetivo de todo lo que haces es conseguir un beneficio económico, corres el riesgo de perder la perspectiva y olvidar que trabajas con personas, no recursos. Por ejemplo, en caso de un proyecto en el que el cliente es un foco de estrés para los trabajadores, siempre se es extremadamente cuidadoso para no perder el cliente a la vez que se cuida al trabajador. Las líneas rojas de lo que se le permite hacer o decir están más difusas.”

“Creo que no, porque la cultura «antigua» de trabajo es no llevar tu vida personal al trabajo, pero creo que hoy en día si se le da más importancia ya que se ha entendido que las personas no somos máquinas, no pisamos la oficina y nos desconectamos de nuestras personales así como tampoco cuando pisamos nuestra casa podemos olvidarnos de los temas laborales.

Además al pasar tantas horas trabajando ya sea presencial como teletrabajo, el trabajo no deja de ser gran parte del tiempo de nuestra rutina y por ende nos atraviesa emocionalmente.

Además muchas veces generamos lazos donde nuestros compañeros son amigos, y forman parte de nuestra vida personal en los que en ocasiones saben que estamos atravesando por alguna situación y si es viable pueden ayudarnos a que sea más amena.

¿Se habla lo suficiente de salud mental en los entornos laborales?

Os pregunto esto porque como comentaba al principio del artículo sé que es difícil hablar de estos temas, sabemos que es un tema tabú todavía y que para muchas personas puede ser un estigma o una mancha en su carrera.

“No, hay mucho tabú, no es algo normalizado pese a que todxs lo necesitamos.”

“No, para nada. Por lo mismo… Falta de cultura, también es cierto que mi entorno es especialmente masculino, y es todavía más tabú, desconozco si en entornos con menos testosterona (en el mal sentido), se genera un mejor clima para hablar de estas cosas.”

Vuestras impresiones son que se está empezando a hablar, que no se habla lo suficiente y que la gente siente miedo al despido y vergüenza de hablar de estos temas. Que estamos muy lejos de normalizar este tipo de enfermedades.

¿Por qué no podemos normalizar que un compañero esté de baja por una crisis de ansiedad al igual que si ha tenido que estar de baja porque se ha roto el brazo?

“No. Si preguntas a alguien cómo está, te va a decir que está bien. 

Es con el tiempo y según la confianza que cojas con la persona que ya te va diciendo la verdad, a solas. 

Entiendo que las personas en el trabajo no se sienten que sean lo suficientemente relevantes como para que su salud mental importe.”

“Posiblemente no lo suficientemente. Creo que se debe a esta cultura laboral que sigue normalizando elementos poco saludables para el trabajador y que premia la competitividad, el éxito individual, etc…”

¿Cuáles son las cosas que nos ayudarían a mejorar nuestra salud mental en los entornos laborales?

Pues aquí las respuestas van en sintonía con las respuestas del principio, lo que nos gustaría que sucediera, cómo nos gustaría que fuera nuestro entorno laboral y qué cosas queremos que se fomenten en este espacio para que sea un espacio seguro para nosotros.

Empatía, escucha, menos estrés, conciliación, teletrabajo, flexibilidad, estabilidad, actividades o dinámicas enfocadas a bajar el nivel de estrés de los empleados como el yoga, un buen onboarding y formación de los empleados, superiores formados en salud mental, límites claros entre nuestro tiempo personal y laboral…
Son algunas de las cosas que nos ayudarían a mejorar nuestra salud mental en el trabajo.

“Bajar el ritmo, trabajar menos horas, compaginar mejor con vida personal, renovar valores, renovar la gente que manda con mentalidad de hace 50 años.”

“Que haya espacios para hablar, que se den charlas sobre salud mental y su importancia, que haya un departamento o alguna persona que brinde ayuda, así como también actividades individuales y/o grupales donde pueda ver si alguien necesita ayuda y no la está pidiendo.”

“Que se atiendan de verdad las necesidades de la gente, sus sugerencias… Y sobre todo el tema de la conciliación y los horarios. Si algo aprendimos de la pandemia es que podemos trabajar muy felizmente desde casa, y en mi caso que estuvimos de erte, que rendimos casi lo mismo trabajando 6 horas al día.”

“Tener en cuenta no solo lo que el trabajador puede aportar a la empresa sino lo que la empresa puede aportar al trabajador, que si alguien necesita llevar a su perro a su trabajo o que haya una guardería pueda tenerlo.”

“Sistemas de control que permitan prevenir llegar a puntos extremos, así como que se trate de forma más natural y espontánea, libre de juicios”

“La ley, campañas, cursos obligatorios, tener al menos dos terapeutas por cada 50 trabajadores”

¿Hemos normalizado las enfermedades mentales al igual que las enfermedades físicas?
No, y quizás pase bastante tiempo hasta que esto empiece a normalizarse. Pero cada vez se habla más de ello e incluso surgirán ideas al respecto.
Algunas empresas del sector de la salud verán el nicho y la oportunidad de negocio en ello, lo cual puede ser bueno para los empleados.

¿Se están dando pequeños pasos en la dirección correcta?, definitivamente yo espero y quiero creer que sí.

La fuga de talento es algo evidente en muchos sectores, y en la arena de la competición por los empleados las empresas tendrán que mejorar las condiciones y climas de trabajo.


Hemos llegado al final de este artículo, por el momento. Ya que creo que sería necesario retomarlo más adelante e indagar en más cuestiones que os habría gustado mencionar y que puedan haber quedado en el tintero, ya que me he encontrado con muchas ganas de hablar por vuestra parte.

He intentado sintetizar la mayoría de las ideas que me habéis trasladado. Espero haberlo conseguido en la medida de lo posible.

Me despido de la mejor manera, con una de vuestras frases:

“Espero que algún día tomarse el día por estar triste o tener algún problema deje de verse de forma negativa, y sea como cuando faltamos por un resfriado que nadie opina de más y se sabe que lo mejor es descansar.”

Como siempre, gracias por leerme, te mando un enorme abrazo por llegar hasta aquí.

Este artículo se empezó el 19 de Septiembre y se terminó el 9 de Noviembre de 2022.
Se ha realizado con comentarios de personas anónimas cuya identidad no será revelada en ningún caso y de la que yo misma tampoco tengo constancia en su mayoría.

Las ilustraciones utilizadas para el artículo son de Gustavo Pedrosa from doodleipsum, Gif de la nube: Viktoriya Belinio from Ouch! Fotografía de cabecera de Finn en unsplash.com

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