Trabajar con productos digitales cuando tienes más de 40 años
Estar en los cuarenta y cómo encaja esto si trabajas en este sector, otras creencias sobre la edad y el uso de determinadas aplicaciones y productos digitales.
Tengo más de 40 años, es sólo hace algo más de 4 años que comenzó mi viaje como emprendedora y UX researcher y he sido en numerosas ocasiones, si no la persona con más edad, casi. Compañeras del equipo, profes, responsables, founders, clientes.., en su mayoría más jóvenes que yo.
Me gusta bromear sobre ello. Quizás soy un bicho raro (seguramente) pero me incomoda cuando alguien me dice que aparento menos… ¿Menos qué? Quizás algo menos de diplomacia, sí, eso es posible. Pero vayamos al grano.
La encuesta
Para la realización de este artículo lancé una encuesta en Linkedin, cuyo perfil mayoritario ha sido: Diseñador UX/UI, con entre 4 y 8 años de experiencia, y que tiene entre 36 y 40 años. Habiendo recibido 74 opiniones, lejos de ser una muestra lo suficientemente fiable (cálculo 370 mínimo para los profesionales de producto que hay en España -también estimados-), sospecho que es una muestra muy representativa según especialidad en producto y edad.
Entrando ya en materia, os planteo aquí la hipótesis del artículo más delicada. Si no conozco un producto o servicio y su sector de primera mano, trabajaré sobre él con ciertas dificultades. Estoy al 80% de acuerdo con mi propia afirmación, y en verdad, según la encuesta que he realizado, veo que hay matices. Dependerá del contexto y sector del producto (un producto usado en un contexto ajeno y complejo como una cabina de avión o un almacén es bien complicado, mientras que un producto para el público en general es menos complejo) y dependerá también de nuestro seniority (rigurosidad-facilidad en el manejo de las técnicas y control de los sesgos propios). La encuesta muestra una gran diversidad de opiniones al respecto, con un 5,8 de valor promedio.

Al hilo de lo anterior, cabe destacar un dato curioso al explotar con más detalle la gráfica anterior. Los perfiles más senior (con 8 o más años de experiencia) opinan que no es complicado trabajar sin conocer el producto como usuarios (4,7 valor promedio), mientras que los perfiles con menos experiencia lo perciben como más complejo (6,5 valor promedio).
Algunas de las opiniones más extremas, ponen de manifiesto incluso la creencia totalmente opuesta. Como opina un profesional senior:
“creo que precisamente los diseñadores debemos partir de cero y practicar la extrañeza para evitar sesgos, así que igual no saber sobre ciertos temas (según para qué productos) puede ser un plus, para basar nuestros diseños sólo en los datos del research”.
Al contrario, hay profesionales que declaran necesitar conocer en su propia piel el producto que diseñan:
“Personalmente, para trabajar el diseño de un producto, necesito ponerme en los zapatos del usuario. Probarlo, entenderlo en contexto, simular sus tareas. Me resulta imposible pensar en una buena experiencia si no conozco su uso”.
Porque justamente eso es lo que ocurre con la brecha de edad: hay aplicaciones, productos y servicios que no hemos vivido como usuarixs, aunque éstas se dirijan al público en general.
Debemos prestar atención a esto ya que, en ese caso podríamos caer en el error de aplicar fuertemente nuestro propio sesgo sin ser plenamente conscientes. En resumen, diría que empatizar inicialmente con el usuario, comprender todas las funcionalidades rápidamente y establecer las primeras hipótesis cuesta menos al estar familiarizado, pero a la hora de sacar conclusiones y findings, debemos ser muy cautelosxs para no aplicar nuestro sesgo de uso. En mi caso, en un principio, siento una cierta comodidad y seguridad si investigo o diseño sobre un producto que conozco mejor. ¿No es cierto que en los procesos de selección valoran mucho tener experiencia en el sector?
Hablemos ahora sobre otros temas relacionados respecto al uso de productos/servicios en relación a la edad. Puede que aún esté vigente la creencia de que la mayoría de la tecnología se dirige hacia la gente «más joven», pongamos gente menor de 35 años. En verdad es así en cierta proporción pero los datos no reflejan picos acentuados sino curvas, tal y como vemos en la siguiente tabla referido al uso y compras por internet (INE2019).

Lo cierto es que en varias ocasiones me ha tocado investigar o diseñar productos que parecían estar dirigidos a gente de una determinada edad. Cuando he bajado el perfil de usuario, el producto en verdad podía ser utilizado por user personas mucho más mayores de lo inicialmente pensado. Sí, es verdad, cada vez me encuentro menos referencias a la edad en definición de arquetipos o personas (y genial por ello porque cada vez queda más evidente que la demografía no se correlaciona con el comportamiento al 100%). Por cierto, aquí dejo un muy buen artículo relacionado.
Pero, es que esto trasciende a la hora de ajustar los targets de audiencia. ¿Por qué no asumimos una cierta diversidad o rango de edad más amplio en las imágenes que usamos para los productos? ¿Por qué las arrugas siguen produciendo rechazo?
Es una creencia generalizada pensar que alguien de más de 40 no compra en Bershka y Pull and Bear, o alguien de más de 75 no se suscribe a webs de citas. Pero no: ciertamente esto no es verdad. Así que antes de presuponer un cierto patrón, nos tocaría deshacernos de nuestro sesgo de edad en el uso y consumo de ciertos productos o servicios digitales.
Buscando información al respecto, me siguen sorprendiendo datos en ambos sentidos. Por ejemplo, en este estudio vemos que el 77% de los usuarios de Linkedin tienen menos de 35 años, y tan sólo el 3% tiene más de 45 años. ¿Te habrías aproximado a estos datos?
En ocasiones me ha ocurrido que trabajando sobre un producto en sesiones de co-thinking, me he dado cuenta de que las hipótesis de partida a validar que otros compañerxs más jóvenes y yo teníamos podían ser diferentes. Esto es debido a distintas percepciones o proyecciones que se han visto influenciadas por los sesgos propios de edad que arrastramos, por ejemplo respecto a: la frecuencia de compra, el modo de pago, el dispositivo, la motivación, etc. En verdad diría que los sesgos afectan en mayor medida a la génesis de las hipótesis de partida, ya que en verdad los hallazgos deberían exclusivamente provenir de las investigaciones y corroboraciones con usuarixs.
Esto me lleva a pensar que, dado que en ocasiones nos es complicado ponernos en la piel de todos los arquetipos de usuarios, en verdad apostar por tener una mayor heterogeneidad en general y también respecto a la edad en los equipos puede enriquecer el resultado del trabajo. Los resultados de la encuesta previa a este artículo corroboran que estáis muy de acuerdo con esta afirmación (8,5 como valor promedio).

Así que cuando entendí esto, entendí la conveniencia, especialmente en consultoría, de tener designers, researchers y demás product people de diversas edades y heterogeneidades.
Y sí, también me lo llevo hasta mostrar las ventajas que siempre ha tenido relacionarse en el trabajo (como en la vida), con personas de diversas edades. Tras un buen tiempo conviviendo con perfiles más experimentados, caigo en la cuenta de algunas ventajas y habilidades de la gente con un gran seniority: la vehemencia y pasión de alguien que lucha por su negocio tras 30 años, la capacidad de crear y cuidar una cultura de empresa; de cómo llenar un escenario y mantener bien arriba la atención del público, entre otros. Del mismo modo me ocurre en el caso contrario: es un privilegio cruzarme con gente muy joven, cuando viene cargada de energía, motivación o idealismo.
Veamos ahora algunos de los datos de edad en nuestros equipos. Según la encuesta realizada, el 24% de lxs encuestadxs declara que la persona más mayor en su equipo tiene menos de 40 años, lo que pone de manifiesto que hay equipos al completo bastante jóvenes.

Al igual que, en un 43% de lxs encuestadxs, la persona más joven tiene menos de 25 años. Aquí vemos los desgloses.

Sin tratar de dramatizar, me surge entonces la siguiente pregunta… ¿Cómo serán los equipos digitales del mañana?

Conclusiones
Según la encuesta realizada, la mayoría (50%) y la media de edad de las personas en producto está entre 30 y 35 años.
¿Qué pasará de aquí a 20 años? ¿A qué nos tendremos que dedicar si tenemos algunas dificultades por el hecho de estar algo alejados de los productos/servicios que debemos investigar o diseñar?
Quien no quiera dedicarse a las capas de gestión y management, ¿no tendrá un lugar en el mundo del producto?
Bueno, para entonces espero haber encontrado la clave: trabajar para Doro sería una posibilidad, sin olvidar también tener a mano un buen tinte y un centro de estética.
Gracias a todxs lxs participantes de la encuesta, y en especial a mis colegas de trabajo más cercanos que han aportado en las ideas de este artículo.